El #colecho fue sin duda, una de las experiencias más enriquecedoras que me nutrieron como mamá; el despertar del vínculo materno en mi caso fue exponencial  y la seguridad que imprimió este periodo en Marina, mi hija «mayor» fue única.

Cuando una es mamá primeriza no está familiarizada con todo lo que ocurre con nosotras y nuestros bebes, cuando llegan al tercer o cuarto día de vida a nuestra casa – a nuestra cama y obviamente para instalarse por siempre en nuestro corazón; es increíble como el instinto sincroniza rápidamente y reaccionamos a priori ante cualquiera de sus movimientos o ruiditos (en horarios en los cuales estar despierta antes, era 100% un hecho imposible), aprendemos a dormir mientras ellos lo hacen (o tratamos de), renunciamos a cualquier perfume de moda para poder llenar, hasta el último rincón de nuestros pulmones, de ese olorcito a bebe, que desde el primer día se adueña de nuestro cuarto y sobretodo nos entregamos al 100% a esa maternidad que se materializa con interrogantes (creo que eso nunca termina) pero también está llena de experiencias que nos hacen crecer y nos transforman la vida.

En mi caso, Marina usó desde que nació un Snuggle Nest que tuvimos que traer de un viaje (en esa época no lo encontraba con ninguna facilidad en Lima) y su primera noche en la casa, la pasó ahí, en medio de Papá y Mamá que no dormían por contemplarla, darle besos y aprovechar cada segundo de esta nueva etapa que recién empezaba, pero segura, porque tenía una superficie firme y plana, que le daba cierta “independencia” de nuestra cama, no compartía nuestras sábanas y por lo mismo no había ningún riesgo de que ella se pudiera enredar con éstas. Mi bebé disfrutó de ese “nidito” hasta los 4 meses, ella creció rápido y me acuerdo que ya se le salían los pies por encima. Así que pasamos a utilizar una cunita de colecho, de mi lado junto a la cama, así que seguíamos unidas como en la barriga, un factor determinante para mi en esa etapa.

 Muchas veces me preguntaron: ¿No tienes miedo a que le pase algo durmiendo con ustedes? ¿No te asusta que no quiera dormir después en su cuna o en su cuarto?

La verdad, mi respuesta siempre fue NO, nunca tuve miedo porque me apoyé en dos productos que me dieron mucha seguridad, en ambos casos Marina tenía su propio “espacio delimitado” a pesar de que compartía el “lecho” con nosotros, no había riesgo alguno y las ventajas de tenerla cerca y viceversa eran innumerables.

Por otro lado, el colecho me aportó un shot de maternidad contundente, disfruté de ese instinto saliendo a flote y cual leona africana, mi cachorra durmió desde el inicio con su mamá y su papá, en este caso, su manada. Durante los cuatro  meses de vida, el sueño de nuestros bebes no tiene patrones, así que es una época para gozarlos al máximo y adaptarnos a esa nueva y preciosa etapa. La base sólida para que nuestros hijos conecten poco a poco con su propia habilidad para conciliar el sueño,  no la trunca el colecho, todo lo contrario, el colecho casi siempre les da mucha calma y esa calma forma los cimientos de ese acompañamiento afectivo, ingrediente con el que justamente podrán abordar después una de las separaciones más grandes que hay de mamá: La Noche.

Después, entre los cuatro a cinco meses de vida de tu bebe, cuando él o ella se vuelvan un poquito más activos y les regale sus primeras sonrisas, recién es apropiado empezar a darle forma a su sueño y ese será el momento de sentar las bases seguras para que este se consolide poco a poco, sin apuro y al ritmo propio de tu bebe, pasando de despierto a dormido de manera independiente y practicándolo una y otra vez.

#militipdecolecho

Todos los días preparaba una canasta, que ponía en mi mesa de noche, con un cambio de ropa, un pañal, pañitos húmedos, todo listo para poder reaccionar rápido sin tener que pararme medio dormida, a buscar lo necesario, en caso que mi bebe se ensuciara por la noche.

Si le das de lactar o biberón a tu bebe, mi consejo es que no se quede dormido tomando leche, sino que cuando esté adormecido (en escala de 3 o 4 donde 1 es despierto y 5 es dormido) lo pongas nuevamente en la cama o en su cunita de colecho para que le permitas sintonizar con su sueño poquito a poco.

¿Saben cuándo terminó nuestro colecho?

De la manera más natural del mundo, como termina la mayoría de situaciones de la vida, cuando una de las partes ya no lo disfrutaba tanto y quiere “su espacio”. Mi gorda creció y empezó a pedirnos dormir en su cuna.

¿ Cuándo debería terminar el tuyo?

Creo que esta es una respuesta muy personal, tiene que ir de la mano con tu filosofía de crianza y estilo familiar. Mi sugerencia es que a partir del cuarto a quinto mes, consideres  poner a tu bebe en un pack and play en tu cuarto para que  poco a poco pueda calmarse con tu voz y ya no sólo  con tu calor corporal. Así aunque no lo creas, lo vas acompañando en un nuevo proceso.

#militipdefindecolecho

Introduce un objeto transicional, un trapito de plush por ejemplo, que comience a brindarle la seguridad y confort que nuestros hijos necesitan. Cuando ese momento llegue, no lo laves, que perdure tu olor que sin duda es lo que más necesita tu bebe.

Los primeros meses de vida de nuestros bebes son para disfrutarlos en absoluto, es una etapa rica en «descubrirlos» , descubrirnos a nosotras mismas en esta nueva faceta pionera de nuestra maternidad.

Con cariño

Mili

#milipalmasleepcoach #cuidandoloscuidados #blogmilipalma

¡Estemos en contacto!

SUCRÍBETE Y RECIBE EN TU CORREO MI E-BOOK GRATUITO SOBRE LOS CINCO MITOS ALREDEDOR DEL SUEÑO INFANTIL.

¡Gracias por suscribirte! Estarás recibiendo novedades en el e-mail que ingresaste.